Passing the Gift
“Los Heterótopos: cartografías desviadas de los no-lugares”
La exposición "Heterótopos" es una muestra colectiva que reúne el trabajo de 14 artistas pepaideuménos: Catalina Alarcón, Juan José Ardila, María Fernanda Blanco, Esteban Flechas, Juan Camilo Fonseca, Juan David Parra, Elizabeth Peña, Jorge Prieto, Laura Rangel, Danna Rodríguez, David Torres, Ashly Vásquez, Marilyn Velandia y Sandra Veru. Estos creadores realizaron derivas urbanas en una práctica conocida como sauntering. Un paseo sin rumbo, dejándose llevar por el entorno, que evoca el origen contemplativo y espiritual del ocio y la cultura.
Derivas psicogeográficas
Los recorridos propuestos han seguido a pie juntillas la apuesta de las derivas psicogeográficas. Pero, asimismo, las saludables recomendaciones de David Henry Thoreau a propósito del «sauntering»: del llano deambular, del simple dar una vuelta o un paseo tranquilamente. Porque después de todo, ambulator nascitur, non fit (el caminante nace, no se hace). Solamente a través de este deambular es posible entrever otro mundo. Uno que no se encuentre plegado a la indolencia de la actual configuración sociopolítica: subordinada a los poderes económicos y tecnológicos. Un mundo que devuelva la responsabilidad de hombres y mujeres. Que reivindique en ellos: la capacidad de empezar algo nuevo, de actuar; la facultad de interrumpir lo que le es dado y comenzar algo nuevo; así como, la de tomar una iniciativa, comenzar, poner algo en movimiento.
Han sido nuestros recursos: el tiempo libre, la independencia y la libertad. A veces acompañados de cámara. Otras, solamente llevados por el ritmo de nuestros propios pasos y pensamientos. Con todo, inspirados siempre por el espíritu del περίπατος (peripato): las conversaciones y las discusiones durante las caminatas, como se dice de la costumbre aristotélica de dar clases paseando. Y si bien, los largos paseos se defienden a la manera de un remedio para la salud y una manera de ejercitarse, nada de eso nos motivó a emprenderlos. Acaso sea porque buscar la salud y ejercitarse siguen siendo dispositivos de las lógicas de producción y de consumo de las que queríamos huir. Como lo recuerda Thoreau (1999): “hay que caminar como un camello, que, según dicen, es el único animal que rumia mientras camina”.
Tras los pasos de un paleto
Así como no se apresura un martini (símbolo de una vida que fluye lenta y lujosamente), así mismo los ritos no se apresuran: “Omnia tempus habent” (todas las cosas tienen su tiempo). El movimiento de la vida moderna es la evidencia de aquella incapacidad para el don, la imposibilidad de dejar que suceda meramente algo, sobre todo la impotencia para recibir sin más. La primera de las derivas nos ha resultado a la manera de una autoinmersión puramente receptiva en la realidad. En este sentido, ha tenido y se ha buscado que sea el reflejo de la misma actitud festiva que explora: la del culto. Tanto el culto como la deriva deben caracterizarse por su facilidad y su falta de esfuerzo. Después de todo, “festivo” denota lo contrario de esfuerzo, pena, fatiga. Quien participa de la fiesta religiosa está invitado a retirarse de la función laboral ordinaria.
La estructura del espacio sagrado introduce una diferencia cualitativa en el universo de lo homogéneo: la vida de lunes a viernes es la de las responsabilidades laborales, la de la producción y el rendimiento, sobre todo el rendimiento. El weekend es esa misma vida, pero en su faceta del consumo: la vida del centro comercial, del shopping, de la vida nocturna, de la fiebre de sábado por la noche. Pero el consumo es la otra cara de Jano. ¿Acaso no es el capitalismo una bestia bifronte: unas veces trabajo, otras consumo? Por eso, se entiende, al capitalismo no le gusta la calma: el nivel cero de producción. El espacio sagrado supone una ruptura, una escisión en medio de los eslabones de la cadena productiva y consuntiva: la diferencia de régimen ontológico entre planos cósmicos.
