Un mundo miniatura
Laura Jimena Rangel Barrera
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Está idea artística tiene sus bases en dos aspectos importantes:
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Una curaduría de los recuerdos y elementos del gabinete.
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La intencionalidad del hecho de que sea miniatura.
El desarrollo de este gabinete de curiosidades tiene como intención ahondar en los recuerdos como fuente de indagación sobre lo que implica la vida y lo vivido en una persona. Los recuerdos son el elemento más importante en este gabinete porque en cada imagen remite a un momento o a alguien en específico, lo que hace que de alguna forma se vuelva una especie de acción de la contemplación y reminiscencia en aquel que observa el recuerdo, asimismo, la posibilidad de que alguien pueda observar y hacer lo que quiera con lo observado, es decir, poder reflexionar, de preguntar, de generar curiosidad, porque en ultimas es recuerdo se presenta como una imagen, pero la vivencia que puede varias, esto hace que el dialogo sea posible respecto los mismos visitantes del mini-museo, los visitantes afuera del lugar y los visitantes con la obra misma (recuerdos). Los demás elementos de la obra, como las plataformas son los caminos y niveles por recorrer, que están apoyados por las escaleras, que remite al subir y bajar físicamente, pero también intrínsecamente; las etiquetas alrededor de la caja hacen referencia a la portabilidad de la caja, por eso es que tiene estampillas de correo.
La idea nace desde la influencia de los “reinos fantásticos miniaturizados” y “mini-museos” y los gabinetes portátiles. Es llevar un gran tema a una representación escenográfica de mostrar recuerdos (Desde una especie de turismo) desde un museo en miniatura, donde personas van y vienen, suben y bajan, contemplan y piensan, recorren los pasillos y salen a hablar de lo que vieron. El pensar en los recuerdos desde la obra llevará, en última, a que las personas piensen es sus recuerdos y con esto, en sus vidas, en sus vivencias y en lo que pueden esperar respecto al sentido del existir.



